Saturday, May 10, 2008

La historia de Genie

La increíble historia (y tragedia) de Genie, una niña encerrada sola en un cuarto durante los primeros 13 años de su vida, en Los Angeles, California. Al no tener ningún contacto lingüístico, Genie no aprendió ninguna lengua. Cuando fue descubierta, en 1970, después de escapar de su encierro, se trató de enseñarle a hablar. Los esfuerzos para que aprendiera inglés fracasaron: Genie aprendió palabras sueltas, pero no pudo adquirir la sintaxis de la lengua, lo cual constituye un argumento en favor de la existencia de un periodo crítico para la adquisición del lenguaje. Las cosas, como siempre, son más complicadas de lo que se puede decir en un par de líneas. La investigación de su caso tuvo una serie de dificultades que provocaron que el gobierno cortara los fondos y Genie fue internada en un sistema de hogares adoptivos donde continuó sufriendo abusos. El caso ha suscitado también numerosas preguntas sobre la ética de la investigación científica.

Los invito a ver este magnífico documental sobre su caso.

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Tuesday, January 15, 2008

El sabor del vino


A todos nos ha pasado. Entramos a la tienda de vinos y, a menos que seamos expertos, en medio de la inmensa cantidad de marcas y nombres, no sabemos muy bien cómo escoger. El precio a veces ayuda. Y si sabemos que un vino es muy caro, pues tendemos a pensar que es mejor. Uno podría imaginar que esto es meramente una ilusión, una forma de engañarnos. En otras palabras, a primera impresión, parecería que, si alguien nos da a probar un vino y nos dice que cuesta 90 dólares, le podemos decir que sabe mejor que uno de 10 dólares, por cortesía, o por seguir el prejuicio asociado al precio, pero no porque nuestro sentido del gusto realmente identifique esa diferencia.

Los científicos han mostrado, sin embargo, que el precio del vino afecta realmente nuestro sentido del gusto. Es decir que, cuando probamos un vino de 90 dólares, real y efectivamente degustamos un mejor sabor; en otras palabras, nuestro cerebro reconoce un mejor vino en un vino más caro, incluso si se trata del mismo vino que antes probamos a 10 dólares la botella. Esto se ha investigado monitoreando las ondas cerebrales de los sujetos (con análisis de la resonancia magnética, MRI).

Como informa CNET, los resultados implican que el placer asociado con el consumo de ciertos productos no depende exclusivamente de sus cualidades intrínsecas, sino que sus propiedades simbólicas pueden afectar la química cerebral de la degustación. En otras palabras, cuando la persona dice que un vino de 90 dólares le gusta más que un vino de 10 dólares, está siendo sincera, incluso si se trata del mismo vino. Similares resultados se han encontrado en relación con bebidas energéticas de mayor precio (que provocan precisamente más energía que las más baratas, a pesar de tener los mismo componentes), entre otros.

La investigación original se puede leer en los Proceedings of the National Academy of Sciences (versiones para la prensa se pueden leer en la BBC, en CNET, en Reuters y otros).